Ciudadania Express
Sábado 19 de septiembre, 2009. 11:00 am

Fracaso de la política social, si el gobierno no ataca problemas estructurales

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UAM/Economía

 

carstensthumbOaxaca, México.- Cualquier estrategia de política social –neoliberal, populista, socialista o socialdemócrata– estaría destinada a fracasar si no se atacan algunos problemas estructurales como el corporativismo, los monopolios, los grupos de interés, la ausencia de una reforma fiscal y la debilidad endémica de los sistemas de educación y salud.

 

Así lo expresó el doctor Luis Reygadas Robles Gil, profesor-investigador del Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien agregó que en México el modelo de desarrollo, sustentado en la estrategia neoliberal y en las políticas populistas, “se ha agotado”.

 

El académico apuntó que el país es profundamente desigual y que “es muy fácil culpar al neoliberalismo”, porque éste no representa una alternativa para reducir la desigualdad, pero sería un error pensar que basta con desecharlo y adoptar una estrategia diferente para erradicar los problemas”.

 

Robles Gil, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, manifestó que se requiere de un nuevo rumbo económico y estrategias de política social para enfrentar los escollos estructurales que hacen fracasar todas las políticas sociales en el país.

 

El docente de la Unidad Iztapalapa indicó que los denominados “neoliberales” insisten en mejorar la competitividad, promover la inversión y lograr el crecimiento económico, ya que de esa manera llegarán todos los beneficios automáticamente.

 

“No se dan cuenta que si no se transforman las estructuras inequitativas, monopólicas y corporativas, la mayor parte de la riqueza parará en manos de unos cuantos”, como ya ha ocurrido, precisó.

 

Los populistas, refirió, han creído que la equidad y el crecimiento llegarán como consecuencia de la distribución de la riqueza, por lo que desprecian lo relacionado con el incremento de la productividad, la competitividad y la innovación.

 

Aseveró que sus proyectos redistribuidores fracasaron y sus programas fueron regresivos, de tal forma que los beneficios no llegaron a los más pobres.

 

Expuso que existe un “error común” en las posturas anteriores porque ambos “están más preocupados por crear y reproducir clientelas que por construir ciudadanos”, por ejemplo, en los programas sociales se estigmatiza a la población tratándola como “pobres”, “marginados” o “clientelas”.

 

Es decir, “no superan el asistencialismo, reproducen las barreras entre pobres y no pobres, formales e informales, indígenas y no indígenas”.

 

El académico destacó que ni neoliberales ni populistas se han enfrentado a los intereses creados −a los monopolios, a las tribus−, que han bloqueado los avances.

 

Recomendó no hacer programas para pobres, sino para todos los ciudadanos, con atención prioritaria a las personas y grupos que están en desventaja.

 

Robles Gil subrayó que la promoción de fuentes de trabajo, el seguro de desempleo y la “dignificación” de la ocupación formal e informal deberían ser el “eje articulador” de la política económica y social en el país.

 

Se requiere de una reforma profunda en los sistemas de educación y salud que lleve a un modelo de gestión centrado en el impacto, esto es, con metas específicas en la reducción de la pobreza y la desigualdad.

 

Se trata de crear “un verdadero consejo democrático de políticas sociales” que conduzca al diseño de una política social de Estado, mediante un acuerdo nacional contra la pobreza y la desigualdad, con metas claras y específicas.

 

 

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