Martín TORRES R/FILM 2011 Oaxaca, México.- La infancia es una etapa tan noble y definitoria para el hombre que, si los padres arrastran a sus hijos a los extremos de libertad, amor o indiferencia, el niño puede crecer carente de autoestima. La autoestima —comentó Graciela Bello Espinosa, especialista en la Dirección General de Orientación y Servicios Educativos de la UNAM— es la manera en que una persona se percibe y se evalúa a sí misma. En el marco de la XXXII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, Bello Espinoza dijo que los padres son los forjadores de la educación emocional de los infantes. “Para tener una sociedad, en términos generales, con autoestima, los padres y los maestros tienen que promover el autoestima sólo si ellos pueden transmitirlo porque lo poseen”, explicó. Existen tres tipos de padres en la educación de los niños: los autoritarios, los permisivos y los democráticos. Ellos no escogen pertenecer a alguna categoría, sino que sus propias circunstancias de vida los orillan a instruir a sus hijos como mejor pueden. Los autoritarios, por lo general, tienen una disciplina muy estricta y no dejan que el niño decida por sí solo —señaló la ponente—. Las principales consecuencias que ocasionan a sus pequeños son convertirlos en inseguros e incapaces de tomar una decisión. Los padres permisivos dejan que sus hijos tomen cualquier tipo de decisión sin considerar la mejor opción para ellos, mientras que los padres democráticos pueden tener problemas al darles a sus hijos exceso de confianza. Lo ideal —concluyó Bello Espinoza— es encausar a los muchachos a que expresen siempre sus sentimientos con base en una disciplina que predique con el ejemplo de los padres.