Agencias   Oaxaca. México. Los pobres llegan en tren. Movidos por la violencia que sufren y por la falta de oportunidades en su país, migrantes de Centro y Sudamérica intentan llegar a Estados Unidos con la ilusión de una mejor calidad de vida, pero el camino es un “calvario”, advierte el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue para migrantes “Hermanos en el Camino”, de Ixtepec, Oaxaca. Oaxaca es “la capital del secuestro de migrantes”, asegura Solalinde Guerra en entrevista telefónica y apunta que operan tres grupos de plagiarios: maras de la M13, “zetas” y la delincuencia regional. “Se organizan bien, tienen casas de seguridad. Han descubierto que para el pobre su familia vale más que todo lo que ha ahorrado”. Los migrantes son “clientes cautivos”, los grupos delincuenciales saben que siempre están llegando, ya que las leyes y las políticas erróneas de migración los han orillado a que busquen caminos más inseguros, donde están propensos a la rapiña de la delincuencia, de acuerdo con el presbítero. “Ahí está la materia prima, es la res de la cual van a sacar provecho hasta de la piel. De todo tratan de sacar provecho: trata y tráfico de personas, tráfico de órganos, prostitución, extorción, secuestro, trasiego de enervantes; toda la explotación posible”.